martes, 8 de diciembre de 2009

HORACIO SALAS ( BUENOS AIRES,1938 )

 
 
 
 
LAS OTRAS


Hay mujeres para quienes se hicieron las caricias
para quienes se estiran las puntas de los dedos y se
humedece la boca
para quienes la voz se agrava se ahueca se atenúa

Mujeres como la de Breton talle de castor
entre los dientes del tigre
mujeres como esta que quiere que le escriba mi nombre
en el ombligo

Algunas - curiosamente - están hechas a la medida de mis
manos
para hacerme cosquillas entre la línea de la vida y la del
corazón

Para ellas se fabricó la lluvia las hojas amarillas del 
otoño
el fondo del café las últimas páginas de un libro la ternura
para ellas existe el desayuno la piedad de la noche
las curvas de la oreja y la claridad del día
y especialmente la yema de mis dedos.

Las otras no existen
son las feas.

 
de,Antología poética,Fondo Nacional de las Artes,Buenos Aires,1996

martes, 6 de octubre de 2009

INSTANTES

Mientras te arrodillabas
para enjuagarte el cabello
tus manos se alzaron
mezclando los gramos de la luz

fue necesaria esta visión
para saber
que estamos solos en el mundo

tigres de espuma donde aroma

la sangre del instante.

de,Dormida,muerta o hechizada,ediciones radamanto,villa maría,1993.

miércoles, 22 de julio de 2009

JACQUES BREL ( 1929-1978)

No me abandones

No me abandones
Hay que olvidar
Todo puede olvidarse
Se olvidará este tiempo
de malentendidos
y tiempo perdido
y sabremos cómo
olvidar esas horas
que a golpe de por qués
mataron el corazón de la felicidad.
No me abandones
No me abandones
No me abandones
No me abandones

Yo te daré
las perlas de la lluvia
que vienen de países
que ignoran las lluvias
Cavaré en la tierra
luego de mi muerte
para cubrir tu cuerpo
de oro y luz
Haré un país
donde el amor sea rey
donde el amor sea ley
donde serás la reina
No me abandones
No me abandones
No me abandones
No me abandones

Yo crearé absurdas palabras
que tú comprenderás
Te hablaré
de aquellos amantes
que vieron dos veces
arder sus corazones
La historia de aquel rey
muerto por no haberte encontrado
No me abandones
No me abandones
No me abandones
No me abandones

Hemos visto hacer fuego
al viejo volcán apagado
Las tierras que han ardido
dan mejor maíz
que el mejor Abril
y cuando llega la tarde
para que un cielo queme
el rojo y el negro
no pueden mezclarse
No me abandones
No me abandones
No me abandones
No me abandones

No lloraré más
No voy a llorar más
Ni más hablaré
Me esconderé aquí
a verte bailar y reír
Déjame ser la sombra de tu sombra
la sombra de tu mano
la sombra de tu perro
No me abandones
No me abandones
No me abandones
No me abandones

Traducción de
Harold Alvarado Tenorio

martes, 9 de junio de 2009

PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.


José Agustín Goytisolo